el cuaderno de viaje


En otoño, con el comienzo de curso, existe un sentimiento de culpa generalizado quizás originado por la etapa veraniega de baja actividad vital, que hace que la mayor parte de las personas realicen examen de conciencia y se propongan actividades para el comienzo de curso: recibir clases de lo que sea, estudiar idiomas, etc. 

No en vano las editoriales anuncian "a bombo y platillo" todo tipo de cursos coleccionables por fascículos para los arrepentidos que tras el sentimiento de culpa realizan el acto de contricción y propósito de enmienda pretendiendo aprovechar el tiempo pedido.

Como es buen momento para reciclarse, yo también quiero perfeccionar mi técnica y cubrir alguna de las múltiples carencias que tiene mi formación pictórica..

















He disfrutado del comienzo otoñal madrileño en dos días de encuentro en el Sexto Taller de Cuadernos de Viaje con Joaquín González Dorao.

Pero no sólo he disfrutado de la buena y variada compañía, sino que he podido "beber de  las fuentes" y obtener conocimiento, conocimiento que me permite seguir avanzando en mi camino pictórico.


Nunca se sabe todo. Siempre hay que aprender y no sólo de los maestros, sino que también se aprende de los compañeros de curso. Por eso abrir los sentidos y aumentar la capacidad de observación es fundamental en el complejo proceso de aprendizaje.







Llevé algunos cuadernos, por mí fabricados, particularizados para el evento a fin de ser utilizados por los compañeros que lo desearan. Yo por mi parte me fabriqué uno A5+ con dos tipos de papel, para acuarela y multitécnica.



























El aprender a realizar un correcto cuaderno de viajes es conveniente, porque no es exactamente igual que un cuaderno de bocetos o de sketchs. Tiene su "ciencia" y su "por qué" y resulta interesante escuchar a los especialistas, como es el caso que nos ocupa. Si además se trabaja sobre un cuaderno especialmente diseñado par ese fin, mejor que mejor




¿verano en el sur?


Con motivo de una escapada a El Puerto de Santa María para pintar en grupo con acuarelistas de la zona de Cádiz, en un curso organizado por la vocalía gaditana de la Agrupación e Acuarelistas de Andalucía y dirigido por José Luis Molina Mora, pudimos pintar cielos cubiertos y paisajes nublamos y por lo tanto con pocas sombras.


Se da la paradoja que durante las tres jornadas matutinas que dedicamos a pintar el sol brilló por su ausencia.




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